Argentina - Bolivia - Paraguay
Los Equipos de País de Naciones Unidas de Argentina, Bolivia y Paraguay culminaron una misión de diez días que recorrió varias comunidades en el Chaco boliviano y paraguayo, atravesando fronteras con un objetivo común: acercar a los equipos de Naciones Unidas al territorio, a las autoridades locales y a las comunidades además de identificar las necesidades de las personas más vulnerables, así como las herramientas de colaboración en el marco de la Agenda 2030 y bajo el lema de “no dejar a nadie atrás”.
La misión recorrió cerca de 10 municipios y localidades en ambos territorios. En cada comunidad, la coordinadora residente de la ONU en Bolivia, Susana Sottoli, y el coordinador residente de ONU en Paraguay, Mario Samaja, se reunieron con autoridades locales, mujeres, hombres, niñas y niños para evaluar cómo contribuir mejor con el desarrollo de la zona buscando las maneras de ser más sinérgicos, de ampliar resultados y de mirar los programas más allá de las fronteras.
Integrantes de los equipos de país de Naciones Unidas Bolivia y Naciones Unidas Paraguay participaron en la misión, así como representantes de la cooperación internacional. También los equipos de ambos países se comunicaron en forma virtual con el coordinador residente de la ONU en Argentina, Roberto Valent.
La misión fue una oportunidad única para conversar con representantes indígenas quienes compartieron sus aspiraciones y preocupaciones sobre el futuro, demostraron una gran capacidad de adaptación y un gran espíritu de colaboración para buscar soluciones en conjunto.
Primera estación: Bolivia
En Bolivia, los equipos visitaron los municipios de Machareti, Ñancaroinza, Camiri, Charagua, una de las primeras voces que acompañó la misión fue de la señora Clara Pérez, autoridad indígena de Machareti en el lado boliviano. El acceso vial a este municipio se realiza a través de caminos de tierra arenosa y arcillosa que hacen aún más difícil el acceso en temporada de lluvia.
Para Clara, que ha sido líder de su comunidad los últimos dos años, uno de los principales desafíos es fortalecer la producción debido a que a pesar de que cuentan con terrenos, las mismas condiciones del Chaco sumadas a los impactos del cambio climático hacen aún más difícil la siembra y la cosecha. La falta de recursos económicos hace que muchas mujeres y hombres salgan de sus comunidades a trabajar las tierras de otros por jornadas y pagos mínimos.
“La verdad que hace dos años que no llueve, el año pasado no llovió, de qué sirve sembrar si la producción fracasa. Uno por la sequía y luego por la helada, todo quedó en nada. La gente que sembró casi nada sacó, algunos cosecharon alguito pero no alcanza para todo el año” dice Clara, haciendo alusión a las dificultades que ahora enfrentan con el cambio climático.
Esta y otras preocupaciones fueron compartidas con los equipos de la ONU. Susana Sottoli, coordinadora residente de las Naciones Unidas en Bolivia, se refirió al fortalecimiento de las comunidades locales: “Al visitar la comunidad de Clara y otras regiones del chaco, pudimos conocer de la voz de los propios actores de esta zona sus necesidades y aspiraciones de desarrollo. Todo ello nos permite trabajar horizontalmente con ellas y ellos como socios para convocar a más actores y movilizar recursos de acuerdo a prioridades concretas”.
“La idea es que nuestros programas, nuestras intervenciones como Naciones Unidas tienen que ir detrás de una visión más integrada de varios sectores para que junto a socios estratégicos podamos apoyar el desarrollo en estas regiones que geográficamente son una sola” complementó Sottoli. “Es una consecuencia natural de una mayor integración del trabajo de las Naciones Unidas”.
Segunda estación: Paraguay
En el lado paraguayo, la misión de la ONU visitó las localidades de Filadelfia y Macharety (una comunidad guarani hermana de la localidad con el mismo nombre en Bolivia) Allí, los líderes de la comunidad hablaron sobre los vínculos que aún mantienen con sus parientes bolivianos y lo que habían logrado tras veinte años de organización: asegurar sus tierras, organizar la comunidad y mejorar sus sistemas de producción.
“La unidad es muy importante para el desarrollo de la comunidad” explicó Cartor Miguel Saavedra, vicelider de la comunidad y pequeño productor silvo pastoril. “Cada familia tiene su propio terreno y trabajamos en forma comunitaria. El desarrollo se acerca cada vez más y nos aprieta, pero mantenemos la visión de mantenernos unidos y cuidar de los bosques que son muy importantes para nosotros. La comunidad está rodeada de grandes estancias y la relación con los vecinos es de mutuo respeto”, dijo el dirigente indígena.
Esta es casi una constante entre los diversos grupos que habitan el Chaco paraguayo, donde la solidaridad y la cooperación son esenciales en condiciones muy duras caracterizadas por largas sequías e inundaciones repentinas, que contaminan los reservorios de agua y vuelven intransitables los caminos, dificultando su acceso. En esta etapa de la misión se realizaron diálogos con representantes de las comunidades indígenas, los representantes de las cooperativas menonitas establecidas en la región desde inicios del siglo XX, representantes de organizaciones civiles y comunitarias, comunicadores indígenas y las autoridades locales, quienes hablaron sobre sus aspiraciones y preocupación sobre el futuro de la región. “Hacer esta consulta era esencial para localizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible con la misma comunidad, que ha encontrado la forma de resolver muchas de sus dificultades en forma consensuada y trabajando en conjunto”, dijo Mario Samaja, coordinador residente de la ONU en Paraguay.
Esta misión de los equipos de la ONU de tres países demuestra que se puede desarrollar un trabajo conjunto a través de las fronteras. “La presencia de las Naciones Unidas en el Gran Chaco Americano es fundamental, hay que trabajar de manera coordinada, efectiva y coherente como sistema tomando en cuenta que existen realidades en las cuales el enfoque debe ser transnacional para impulsar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en sitios donde el contexto es realmente adverso”, señaló Roberto Valent, coordinador residente de las Naciones Unidas en Argentina.
Datos sobre el Gran Chaco Americano
El Gran Chaco Americano constituye el mayor bosque seco del mundo y el segundo bioma boscoso de Sudamérica en extensión, después de la Amazonía. Se extiende en una superficie total de 1,14 millones de km2, que se distribuyen en el centro y norte de Argentina, sureste de Bolivia y el oeste de Paraguay. Una pequeña porción se encuentra en el sur del Brasil. Las tareas de acción climática son vitales en la región. En el verano las temperaturas superan los 40 grados centígrados, mientras en el sur y el suroeste pueden llegar por debajo de los 0 grados en invierno. Extensas sequías son alternadas con inundaciones en períodos de lluvia. Estos fenómenos extremos se están volviendo más frecuentes en función del cambio climático.
La mayor parte de los habitantes chaqueños se encuentran en la Argentina. Una menor proporción reside en Bolivia y en Paraguay. Su población es muy diversa y está compuesta por pueblos indígenas, mestizos y descendientes de las distintas oleadas migratorias en los siglos XIX y XX en un mosaico de identidades y culturas.
La región está rezagada con respecto a otras bioregiones del continente, con indicadores sociales inferiores al promedio regional, especialmente en lo que se refiere al déficit de acceso a infraestructura y servicios básicos, como por ejemplo, salud, educación y acceso al agua potable. Esto resulta en una gran vulnerabilidad de la población ante eventos climáticos y otras crisis. Existe además una asimetría en los niveles de ingreso de la población, lo que afecta de mayor manera a la vida de las mujeres. Las instituciones tienen desafíos para cubrir las necesidades de la población distribuida desigualmente en todo el territorio chaqueño.
Tras la pandemia tenemos la oportunidad de reconstruir mejor de forma inclusiva y sostenible, en línea con la Agenda 2030.