4 de enero: Día Mundial del Braille
Entrevistamos al gerente de redes sociales del Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) en Paraguay, Ariel Ruiz Díaz.
El 4 de enero es el Día Mundial del Braille, un sistema de lectura ideado a mediados del siglo XIX por el francés Louis Braille, que se quedó ciego debido a un accidente durante su niñez.
La fecha se recuerda desde 2019 y pretende crear mayor conciencia sobre la importancia del braille como medio de comunicación para la plena realización de los derechos humanos para las personas ciegas y con deficiencia visual.
¿Qué es el braille?
El braille es una representación táctil de símbolos alfabéticos y numéricos que utiliza seis puntos para representar cada letra y cada número, e incluso símbolos musicales, matemáticos y científicos. Es un sistema de escritura que usan las personas ciegas o con deficiencia visual para leer los mismos libros y publicaciones periódicas que los impresos para la lectura visual y garantizar la comunicación de información importante para ellas y otras personas. Representa competencia, independencia e igualdad.
El braille es un medio de comunicación para las personas ciegas, como se refleja en el artículo 2 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, y puede ser pertinente en los contextos de la educación, la libertad de expresión y opinión y el acceso a la información y la comunicación escrita, así como en el contexto de la inclusión social para las personas ciegas, como se refleja en los artículos 21 y 24 de la Convención.
Ariel tiene 27 años y es ciego de nacimiento. Tan pronto como nació sus padres, y en especial su madre tomaron especial cuidado en su educación llevándolo a la Escuela Santa Lucía, hoy un centro de recursos, para ejercicios de estimulación temprana.
Aprendió braille cuando solo tenía 4 años, lo que le permitió seguir luego con una educación en un colegio corriente. “El braille me abrió muchas puertas. Mi mamá transcribía algunos materiales y mis amigos me dictaban. Usábamos un sistema muy rudimentario que consistía en una plancheta con rectángulos que se iban clavando con un punzón de derecha izquierda. No existían las herramientas tecnológicas ni las impresoras braille que tenemos ahora".
"No había muchos materiales. La Escuela Santa Lucía tenía libros que recibían de la Fundación Braille pero no se prestaban. Lo único que podíamos sacar para leer eran unas revistas que venían de Uruguay."
A no desesperar ni sobreproteger
“Lo principal es no desesperar y el consejo para los padres es que no le sobreprotejan a sus hijos que nacen con discapacidad”, dice Ariel cuando le consultamos qué consejo le daría a las personas para enfrentarse a la ceguera.
Él sueña con un país más inclusivo. Como comunicador y activista por los derechos de las personas con discapacidad asesora a empresas y organizaciones para mejorar su comunicación y hacerla más inclusiva.
Lo que más añora es que las personas puedan tener una vida social normal “sin llevar su discapacidad como una cruz”. “Todavía me frustra la falta de acceso a las cosas. La noción de inclusión debería ser trasversal, pero falta acompañamiento”.
Ariel era fanático del periodista deportivo Gustavo Köhn quien falleció en el 2015 a los 47 años. “Me encantaba escucharlo y soñaba con conocerlo. Lamentablemente no llegué a hacerlo, aunque luego conocí a su familia". El talento de Gustavo lo impulsó a seguir periodismo en la Universidad Nacional y a comenzar a trabajar como comunicador, aunque una parte de sí mismo soñaba con seguir derecho o historia.
Su ímpetu y curiosidad lo llevaron a explorar el mundo laboral
“Comencé en el SNPP como telefonista. Tenía que saberme todo de memoria porque la central telefónica no tenía ninguna innovación tecnológica que me dictara los números, por ejemplo. La gente ni se imagina lo difícil que es. Todo cuesta el doble o el triple”
Es administrador de las redes sociales de la institución desde hace dos años
Cuando les consulto como resuelve la parte visual de su trabajo me cuenta que se basa en la ayuda de sus compañeros de tareas. “Tenía antes una asistente que me ayudaba con las descripciones pero con los recortes presupuestarios eliminaron esa asistencia y ahora hago todo solo”.
Opina que se deben utilizar mejor las herramientas de inteligencia artificial, lectores de pantalla, aplicaciones de realidad aumentada. “La tecnología debería hacer nuestra vida más fácil y ayudar a crear contenidos para las personas con discapacidad y facilitar nuestra inclusión educativa y laboral”.
"Se creía que muchas de las herramientas tecnológicas ayudarían a las personas con discapacidad, pero en realidad hubo un retroceso porque muchas de las nuevas herramientas no contemplan la inclusión", dice sobre lo que sucedió durante la pandemia. “No se aplicaron conceptos que veníamos manejando en los documentos y herramientas. Todavía queda mucho por hacer”, opina Ariel quien tiene muchos sueños por cumplir. “Quiero seguir estudiando. Quizás un posgrado en comunicación o programación, no hay mucha inclusión en el diseño de las páginas web. Todavía no lo sé. Quiero seguir trabajando en favor de una mayor inclusión de las personas ciegas.”
Fotografía:
Ariel Ruiz Díaz durante un curso sobre discapacidad e inclusión (cortesía Ariel Ruiz Díaz)