El gran potencial de los frutos silvestres
La historia de una pequeña empresa con orientación social en el corazón del Chaco.
Una pequeña empresa con orientación social en el corazón del Chaco paraguayo se destaca por recuperar y dar valor a frutos y plantas nativas y fortalecer los medios de vida de mujeres indígenas.
Al frente del Tucosfactory se encuentra la joven licenciada en Ciencias Químicas, paraguaya, Adeline Friesen Wiens, quien combinó su pasión por la biología, su interés culinario y su vocación por el servicio social.
“Nací aquí en el Chaco y desde pequeña me gustaba ir a recolectar frutas de mistol, pero noté que si no se comían enseguida se echaban a perder. Por eso me interesé en sus posibles usos”. En la facultad donde enseña la materia “empresas agroindustriales” le pidieron que desarrollara un proyecto con la harina de algarrobo que la inspiró a empezar a incursionar en este campo.
“También intenté con la algarrobina, un jarabe producido a partir del fruto, pero al principio me costó mucho porque a la gente no le gustaba. Incluso recibí una carta diciéndome que toda una familia lo había probado y que lo habían tirado a la basura.
Estaba consciente del gran impacto social y del beneficio para las familias indígenas, por eso no me di por vencida. Comencé a fabricar unas galletitas, que tuvieron mejor aceptación.
Pronto volvieron a pedirme la algarrobina”.
Tucosfactory, cuyo nombre se debe a un roedor que habita en el Chaco, es una pequeña empresa dedicada a la fabricación de productos a partir de frutos silvestres nativos y otros frutos introducidos establecidos localmente:
Algarrobo (harina, jarabe y galletitas, batido nutritivo para el desayuno)
Cactus, molle: mermelada.
Mistol: mermelada y café.
Pimientos silvestres: ají molido y merquén del Chaco, un condimento para la pizza compuesto de ají ayoreo, cilantro y sal de mar.
Otros productos:
Rosella: mermelada.
Tamarindo: mermelada.
Meloncito: mermelada.
Quinoto: mermelada.
Frutos secos para té.
Tucosfactory es un espacio donde los consumidores pueden encontrar otros productos que provienen de las comunidades: productos estacionales como aserrín de Palo Santo, que se utiliza como aditivo en el mate porque alivia los síntomas del reuma; cestos indígenas que en épocas de fiestas y celebraciones se comercializan como presentes con los productos incluidos y miel de abeja.
En cuanto al desarrollo de nuevos productos, existen amplias posibilidades en el mercado. La harina de algarrobo no tiene gluten y puede ser utilizada en alimentos para celíacos. Se trata de un nuevo mercado en expansión.
Productos con historia
Cada uno de los productos tiene una historia detrás. La rosella o flor de Jamaica, fue por mucho tiempo una fuente de vitaminas para los niños y materia prima para las mujeres que hacían tejidos.
Los meloncitos fueron traídos por los menonitas que al huir de Rusia pasaron por China, si bien en Estados Unidos se señala que su origen podría ser Paraguay. El tamarindo también fue traído por los menonitas.
Lo habían utilizado para contrarrestar los mareos en su larga travesía hasta Paraguay a finales del siglo XIX. Existe todavía un árbol de 91 años que tiene un tronco de 2 metros de diámetro. “Tengo la certeza de que todos los otros árboles son hijos o nietos de ese gran árbol”, señala la microempresaria.
Tucosfactory se encarga del acopio de la materia prima, el desarrollo de los productos, de su registro sanitario y de todos los pasos para su venta y su comercialización. Así también establece alianzas con múltiples actores para realizar la investigación del contenido nutricional y propiedades de estos productos.
La empresa fundada por Adeline beneficia a más de 70 mujeres indígenas de los pueblos Nivaclé, Enxhet, Ayoreo y Guaraní, quienes recolectan los frutos que sirven de materia prima. El Programa Pequeñas Donaciones del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), contribuyó a generar una red de trabajo entre las mujeres chaqueñas: las mujeres indígenas de las comunidades, las capacitadoras y facilitadoras, las mujeres que acopian, procesan y comercializan como Adeline a través de Tucosfactory, y otras mujeres que también comercializan en Asunción como es el caso de la tiendita de Samu’u.
En una primera etapa, el proyecto “Mujeres chaqueñas en red: nuestro bosque, nuestro saber y nuestro futuro en nuestras manos”, implementado por la Asociación Sombra de Árbol con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), permitió a Adeline integrarse a esta esta red de trabajo con mujeres, mayor visibilidad y difusión de la empresa y sus productos, y seguir avanzando y ampliando sus horizontes. Actualmente hay una segunda etapa de apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD, a través del proyecto Mujeres chaqueñas productoras en red que integra a los jóvenes con el objetivo de la defensa de su territorio y recursos naturales.
Los varios emprendimientos de Tucosfactory sirvieron para afianzar la red de mujeres emprendedoras y rurales del Chaco y rescatar el valor de los frutos de la región, así como su aporte a la nutrición de la población local. Indirectamente, el emprendimiento tuvo impacto positivo para impulsar la protección de la flora y la fauna de esta región, pero el resultado más importante es el social.
“La empresa contribuyó a fortalecer los medios de vida de mujeres que ya recolectaban estos frutos silvestres, dándoles una oportunidad económica que les permitió volver a invertir en sus comunidades y en sus propios emprendimientos”, explicó la coordinadora del programa de Pequeñas Donaciones en Paraguay, la ingeniera Norma Ramos. “Mientras más mercados se vayan abriendo, más mujeres y sus familias del Chaco se beneficiarán; es una cadena de valor inclusiva con mucho potencial de sostenibilidad económica, social y ambiental ”, añadió la profesional.
La producción es muy artesanal. Todos los procesos se hacen manualmente, incluyendo el envasado y el etiquetado, pero el resultado final es impecable y de gran calidad. Adeline explica que los sabores son más intensos en el Chaco debido al escaso régimen de lluvia y a muchas horas de luz.
Existe una larga cadena de beneficios y oportunidades que todavía pueden ser exploradas. “La Red nos ha dado mayor visibilidad, lo que también nos ayudó en nuestro relacionamiento con las instituciones del Estado. Nuestro proyecto recibió una distinción de la Cámara de Diputados”. La empresa recibe visitas a diario. La Secretaría Nacional de Turismo la tiene en su circuito de interés. La joven química chaqueña se siente feliz al compartir su experiencia con otras redes de pequeños emprendedores que buscan formalizarse. “Les muestro que un proyecto como este puede ir creciendo y, al mismo tiempo, se puede ir formalizando”.
Tucosfactory también tiene un alto impacto en el ámbito educativo. Recibe regularmente visitas de estudiantes de escuelas, colegios y de carreras universitarias. Los estudiantes del nivel primario cocinan y degustan los productos; los del nivel secundario preparan recetarios utilizando los productos de frutos silvestres; y los universitarios desarrollan tesis e investigaciones de grado de diversas carreras. La empresa también participa en investigaciones específicas coordinadas con la Facultad de Ciencias Químicas.
Se resalta, además, el impacto que tiene en el rescate intergeneracional de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas que corrían el riesgo de perderse en el olvido. Las mujeres han vuelto a recolectar estos frutos con sus hijos e hijas, para utilizarlos como alimentos, prepararlos y compartirlos con sus familias.
La empresa continúa creciendo y pronto espera llegar a un punto de equilibrio. Cuando falta el dinero, Adeline se dedica a hacer tortas para vender y pagar las cuentas. Su objetivo es seguir invirtiendo en la empresa. “Una de las cosas que necesitamos es un secador industrial para secar las semillas que usamos para la harina antes de que se descompongan con la humedad y el ataque de los insectos. Para eso necesitamos un secadero industrial. Pero también debemos mejorar algunos otros detalles como la calidad de las bolsas utilizadas en la recolección de los frutos y semillas”.