Una historia inspiradora de inclusión
Un libro digital diseñado con el apoyo de Unicef es una herramienta clave para la educación
Los sueños se hacen realidad gracias al libro digital: hacia la inclusión educativa en Paraguay
Un sueño se gesta en una pequeña escuela de Paraguay. Un libro digital con diversas formas de accesibilidad, inspira a niñas, niños y adolescentes con o sin discapacidad, a cumplir sus metas. La inclusión cumple sueños.
Aldo Benítez
Cuando era un niño, a Thobías le costaba ir a su primera escuela. Sociable y fanático futbolero, no podía entender que le prohibieran expresarse en lengua de señas con sus compañeros. Solo le permitían vocalizar o la lectura de labios. Para Thobías fue muy difícil, recuerda su madre, Karimi Yaluff: “Él estaba muy frustrado, no quería ir más. Pero eso nos alentó a buscar nuevas alternativas”. Como muchas otras familias, la de Thobías no encontraba una escuela que sea receptiva con él en sus primeros años.
Es una mañana calurosa de octubre de 2022 en Limpio, una pequeña ciudad paraguaya a unos 20 kilómetros de Asunción, cuando empiezan a llegar los estudiantes de la escuela Medalla Milagrosa, ubicada sobre una angosta calle de la Villa Madrid.
En esta escuela, que es pequeña en infraestructura pero gigante en su compromiso educativo, todos sus estudiantes aprenden a comunicarse en lengua de señas. Desde el preescolar hasta el noveno grado, las clases se imparten utilizando el español o el guaraní, y mediado por intérpretes de lengua de señas, quienes dan sus lecciones con esta modalidad. Aquí Thobías cursa actualmente el noveno grado. Ahora tiene 16 años, tiene muchos amigos, hace deportes y está con todas las intenciones de cumplir con sus sueños de ser futbolista profesional.
La escuela Medalla Milagrosa es privada subvencionada y desde hace 15 años que implementó un sistema en el cual todos los habitantes de su comunidad educativa pueden comunicarse con lengua de señas. También adaptó sus aulas y pasillos con rampas para que los estudiantes en silla de ruedas puedan ingresar a las clases. La razón de todo esto tiene como inspiración, precisamente, a Thobías, el hijo menor de la profesora Karimi Yaluff, directora y fundadora de la escuela. “Queríamos una educación real para Thobías pero no encontramos una escuela donde él se pueda desenvolver. Costó mucho, por eso nosotros decidimos dedicarnos a esto y así nació nuestra escuela”, cuenta Yaluff.
La escuela fue creciendo y logró hacerse conocida entre familias que buscaban una educación inclusiva. De tener 14 alumnos al empezar, hoy Medalla Milagrosa tiene 126 estudiantes, de los cuales el 70% tiene alguna discapacidad. Todos aprenden la lengua de señas y se comunican con esta modalidad gran parte del tiempo, incluso los estudiantes sin discapacidad. “Nosotros nacimos con la idea de ser una escuela para niños y niñas con discapacidad, pero después entendimos que lo mejor es generar un sistema donde los estudiantes aprendan que, más allá de las cuestiones físicas, de las diferencias, todos somos iguales y todos tenemos que acceder a la misma educación”, dice la profesora.
Thobías va por la mañana a la escuela Medalla, donde es todo un referente. Cuando sale al patio, lo saludan, le preguntan cosas, conversa con las profesoras, todo en lengua de señas. Por las tardes va a sus prácticas de fútbol, su deporte favorito. Practica fútbol en un club local de la liga limpeña, donde acude en compañía de Esteban, su compañero desde el primer grado y uno de sus mejores amigos. Esteban es oyente, como les dicen a las personas sin inconvenientes en la escucha.
Mientras Esteban juega a la Play Station con Thobías, conversando con complicidad adolescente, pero en lengua de señas, dice: “Me gusta mucho estar en la escuela Medalla. Te hace sentir que no hay diferencias entre personas, sino simplemente formas diferentes de comunicarnos”. Lorena, otra compañera de Thobías que también es oyente, dice que, en principio, no se sentía cómoda en la escuela porque no entendía bien la comunicación por lengua de señas. Pero ahora, que ya lleva años en esta institución, afirma que es lo mejor que le pudo pasar. “Entender con las manos lo que la otra persona me está diciendo, entender lo que siente, lo que quiere, para mí es muy grande, siento que es muy lindo aprender esto porque estoy segura de que me va a servir para ayudar a mucha gente”, cuenta Lorena.
Un libro para soñar por la inclusión
En el tercer grado de la escuela Medalla, la profesora Jessica está en la clase de Ciencias. Los estudiantes siguen atentos los ejercicios. Todos al mismo tiempo. Unos escuchan un audio narrado y otros miran a un intérprete de lengua de señas que aparece en pantalla, de tal modo que todos, oyentes o no, puedan entender lo que están desarrollando. La atención de los niños y las niñas de este grado está centrada en el libro digital accesible, que desde este año se implementa en esta escuela como plan piloto de un programa más ambicioso que busca instalar este mismo sistema en todas las escuelas del país. El objetivo es que todos los estudiantes, cualquiera sea su forma de aprender, puedan seguir las lecciones y dinámica del aula.
Se trata de un proyecto de UNICEF que apuesta por lograr la educación inclusiva en las escuelas y colegios de Paraguay. El libro digital accesible fue elaborado por técnicos, especialistas y pedagogos del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y de la organización Paraguay Educa.
El principal criterio sobre el que trabajaron para producir este material fue lograr que sea totalmente accesible para todos los estudiantes, señala Alejandro Cañete, coordinador de Educación de Paraguay Educa. El equipo de especialistas de UNICEF, Paraguay Educa y el MEC trabajó en un material que puede ser leído, escuchado y reproducido por diversas formas de acceso a la información, que se activan de acuerdo a la demanda del estudiante.
“Lo que hicimos fue llevar el formato papel al formato digital, pero con las incorporaciones de las diversas medidas de accesibilidad a la información, entre las cuales está la lengua de señas”, explica Cañete. El libro digital accesible es una gran posibilidad de ofrecer a los niños y las niñas de Paraguay, tengan o no discapacidad, la posibilidad de tener el mismo aprendizaje, opina Cañete, que considera que este proyecto es muy innovador. “Yo creo que esto realmente puede cambiar nuestra sociedad. Siento que es un primer paso, una experiencia muy importante”, agrega.
La profesora Jessica Yuruhán trabaja hace 10 años en la escuela Medalla Milagrosa y es familiar de personas sordas. Asegura que el entorno educativo marca una diferencia muy importante en el desarrollo de las personas con discapacidad auditiva. “Mi papá es sordo y en casa somos cuatro hermanas. Dos son personas sordas y dos somos oyentes. Si él o ellas tenían la oportunidad que ahora tienen los estudiantes de nuestra escuela de comunicarse, de expresarse con las manos, yo estoy segura de que iban a tener una mejor calidad de vida”, cuenta. Para la docente, el libro digital accesible resultó ser una gran estrategia para conseguir que los niños y niñas tengan mayor interés en las clases. “Es muy interesante lo que tenemos acá porque tiene todos los procesos pedagógicos, la experiencia previa, la investigación, el análisis y el resultado final. Entonces, es un material que nos ayuda mucho a nosotros los docentes y a los niños”, dice Jessica.
Alexander es un niño de 10 años con discapacidad auditiva que está en el cuarto grado. En su clase también utilizan el libro digital accesible y dice que, gracias a este material, le resultó más fácil captar algunos ejercicios porque el material ya tiene un intérprete de lengua de señas incorporado. Con una sonrisa amplia que le cubre el rostro, Alexander cuenta que su sueño es ser doctor y que va a estudiar para llegar a eso. En lengua de señas, asegura que los doctores salvan vidas, ayudan a la gente, y que por eso quiere ser médico.
Hernán Fretes, el papá de Thobías, también trabaja en la escuela y cuenta que el sueño que tienen ahora en la institución es lograr la construcción de una escuela más amplia, en un terreno que han adquirido en ese mismo barrio Villa Madrid de Limpio. Mientras tanto, en este patio se juntan los alumnos y alumnas en rondas y juegan. Hay un grupo, del quinto grado, que decidió armar una ronda para conversar. Otros, como Alexander y José, deciden jugar una partida de damas en un tablero de ajedrez.
“Son niños encantadores. Se sienten útiles, sienten que son valorados”, dice la profesora Liliana González, que tiene a su cargo el quinto y sexto grado. Liliana cuenta que cuando llegó al colegio, no entendía nada de lengua de señas y desde que está en la institución, empezó a estudiar. De hecho, los sábados –cuando no hay clases– o entre semana, por la noche, en la escuela se imparten clases para docentes o interesados en general. “Cambió mi forma de ver las cosas como madre, como docente, porque uno aprende con estos niños y niñas y la relación que se da es impresionante. Yo estoy segura de que esto va a repercutir positivamente en la educación paraguaya”, dice la profesora.
Un desafío para cambiar la educación en Paraguay
Ya en la tarde, Thobías conversa con Esteban en su casa. Dejaron la Play Station y ahora están viendo fútbol internacional, una actividad que comparten casi siempre antes de ir a las prácticas. Thobías conoce a cada jugador y sus historias. Le encanta el fútbol. Tiene camisetas de varios clubes, pero asegura que es fanático de Cerro Porteño, aunque también le gusta Libertad.
Para Thobías, la lengua de señas es un derecho más que tienen las personas, es como adquirir, efectivamente, un idioma más. “Quiero ayudar a los niños, quiero ayudar a que tengamos una sociedad más involucrada”, dice. Esteban, que está a su lado, hace de intérprete para poder conversar con él.
César Martínez, director general de Educación Inclusiva del MEC, señala que el proyecto de libros digitales accesibles es de los primeros que se está desarrollando en la región. A criterio de Martínez, podría ser un elemento fundamental en el proceso que tiene Paraguay de garantizar una educación que sea realmente inclusiva. “Enseñar en la diversidad es una deuda que tenemos todavía. Por eso este proyecto es sumamente importante porque incluye al docente, lo involucra en el proceso de aprendizaje, para que sea algo más participativo con el estudiante”, dice el funcionario. Para Martínez, este proceso debe llevarse desde la primera infancia, para que los niños entiendan que todos son iguales pero que simplemente tienen diferentes maneras de aprender, de comunicarse.
Rafael Obregón, representante de UNICEF en Paraguay, cree que es uno de los proyectos más importantes que ha tenido UNICEF en los últimos tiempos, ya que considera que se trata de una herramienta que permitirá a todos los niños y las niñas acceder a una educación de calidad.
“El desafío que nos queda, y creo que es el más importante, es lograr que el Estado paraguayo tenga los recursos para financiar estos libros y que esto pueda llegar a todo el país”, reflexiona Obregón.
Según Karimi Yaluff, su hijo, Thobías, es un joven que evolucionó en su desarrollo personal a partir de estar en un entorno más inclusivo, principalmente por la escuela. Yaluff dice que los libros digitales accesibles hoy pueden convertirse en ese primer paso, en esa pequeña esperanza de lograr la inclusión verdadera en la educación paraguaya.
“Mi sueño es verle a Thobías en libertad plena para comunicarse”, dice Yaluff.