Desde 1948, las Operaciones de Paz de las Naciones Unidas se han convertido en uno de los símbolos más reconocidos del esfuerzo conjunto de la comunidad internacional para ayudar a los países a pasar del conflicto a la paz.
Durante estos 77 años de servicio y sacrificio, el icónico "casco azul" se ha transformado en un símbolo de esperanza para millones de personas atrapadas en medio de la violencia. Los cascos azules no solo son soldados y policías: también son ingenieros, médicos, defensores de los derechos humanos, especialistas ambientales y muchos otros profesionales que trabajan juntos para construir una paz duradera.
Su labor incluye apoyar elecciones justas, defender los derechos humanos, desarmar y reintegrar a excombatientes, garantizar que la ayuda humanitaria llegue a quienes la necesitan, ayudar a las personas desplazadas a regresar a sus hogares, fortalecer la justicia y, sobre todo, proteger a la población civil más vulnerable.
Por su contribución fundamental a la paz mundial, las operaciones de paz recibieron el Premio Nobel de la Paz en 1988. Hoy, siguen adaptándose a los desafíos del mundo actual, ofreciendo una vía de esperanza a millones de personas afectadas por la guerra.
Más de dos millones de hombres y mujeres han servido en más de 70 misiones de paz de la ONU. Su verdadero legado se encuentra en las vidas que han protegido y los futuros que han ayudado a reconstruir, más allá de los conflictos que han logrado contener.
Compartimos una adaptación del artículo de opinión redactado por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.
Los cascos azules de la ONU llevan estabilidad donde hay caos. Invertir en ellos es apostar por el fin de la violencia.
Por António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas
Hoy en día, los conflictos se están intensificando y la confianza en la cooperación internacional se está debilitando. En este contexto, no podemos dejar de apoyar a los cascos azules ni a las personas y comunidades que dependen de su trabajo para sobrevivir.
Los cascos azules de la ONU, con sus reconocidos cascos azules, son una de las expresiones más visibles del compromiso global con la paz. Desde hace más de 75 años, han ayudado a numerosos países a salir del conflicto y dar sus primeros pasos hacia la estabilidad y la recuperación.
Actualmente, más de 61.000 militares y policías de 119 países, junto con más de 7.000 trabajadores civiles, forman parte de estas misiones. Están presentes en zonas de alto riesgo, donde protegen a la población, ayudan a reducir la violencia, facilitan la llegada de ayuda humanitaria y abren espacios para el diálogo y la diplomacia.
Una inversión inteligente
En la República Centroafricana, después de años de guerra civil, los cascos azules han ayudado a estabilizar el país y a organizar las primeras elecciones locales en casi 40 años.
En el sur del Líbano, apoyan el acceso humanitario y han llevado a cabo operaciones para eliminar explosivos tras el alto el fuego de noviembre.
En Chipre, su presencia ha reducido tensiones, mejorado la relación entre comunidades y permitido avanzar hacia una solución duradera.
En Sudán del Sur, apoyan a las comunidades frente a las inundaciones y el conflicto, construyendo diques y caminos que conectan a las personas con mercados y servicios básicos.
La labor de los cascos azules no solo salva vidas, también representa una inversión eficiente. En países como Camboya, Timor Oriental, El Salvador, Costa de Marfil o Namibia, han ayudado a pasar de la guerra a la paz con un costo mucho menor que las operaciones militares tradicionales.
Muchos de esos países, que alguna vez recibieron ayuda, hoy aportan tropas y comparten su experiencia con otros.
Un momento crítico
Pero el mantenimiento de la paz está en riesgo. Aumentan los conflictos, las necesidades humanitarias y las amenazas globales como el terrorismo, el crimen transnacional y la crisis climática. También crecen las dificultades financieras, y muchos países aún no han recibido el pago por sus contribuciones en tropas y equipos.
Necesitamos seguir apoyando a los cascos azules y a las comunidades que dependen de ellos.
La Reunión Ministerial sobre Mantenimiento de la Paz de la ONU, realizada en Berlín los días 13 y 14 de mayo, fue una oportunidad para que los países renueven su compromiso, con aportes financieros y logísticos que fortalezcan estas misiones.
Además, estamos trabajando para que las operaciones de paz sean más eficaces, móviles y adaptables, incorporando nuevas tecnologías, aumentando la flexibilidad y mejorando la coordinación con organizaciones regionales como la Unión Africana.
La paz necesita apoyo
Nada de esto funcionará si no contamos con el respaldo político y financiero de la comunidad internacional. La paz no llega por sí sola. Requiere compromiso, trabajo conjunto e inversión.
Este es el momento de apoyar a los cascos azules y dar a la paz una oportunidad real.
La contribución de Paraguay al mantenimiento de la paz
Paraguay forma parte del compromiso global con la paz y la seguridad internacional a través de su participación en las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Desde 2000, el país ha contribuido con personal militar y policial a diversas misiones, incluyendo en Haití, la República Centroafricana, el Congo y Sudán del Sur. Los efectivos paraguayos, reconocidos por su disciplina y profesionalismo, desempeñan un papel clave en la protección de civiles, apoyo logístico y tareas humanitarias, reafirmando el compromiso del Paraguay con la paz y la cooperación internacional.
(adaptación y traducción con la ayuda de Chat GPT)